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La Transhumancia Una Tradición Ancestral que Moldea el Paisaje y la Cultura

  • Foto del escritor: Dani Triguero
    Dani Triguero
  • 7 ene 2024
  • 3 Min. de lectura

La transhumancia es una práctica ancestral de pastoreo que consiste en el traslado estacional de ganado entre diferentes zonas geográficas en busca de pastos frescos y climas adecuados. Este movimiento, que suele ser en primavera y otoño, permite a los rebaños aprovechar los pastizales de montaña en verano y las llanuras en invierno, evitando así el agotamiento del suelo en una sola zona. Aunque es una costumbre milenaria, la transhumancia continúa siendo una actividad relevante en muchas regiones del mundo, especialmente en Europa, América Latina y algunas áreas de Asia y África.


La transhumancia tiene sus raíces en las primeras comunidades de pastores, quienes, al depender del ganado para su subsistencia, se veían obligados a encontrar pastos frescos para alimentar a sus animales durante todo el año. Este sistema migratorio de pastoreo ha sido documentado en varias civilizaciones antiguas, incluyendo el Imperio Romano, en el que la transhumancia estaba altamente organizada y regulada por leyes.

Con el tiempo, la práctica se convirtió en un pilar de la economía rural en muchas zonas montañosas y fue desarrollando rutas y caminos específicos, que se conocen como cañadas en España, tratturi en Italia y drove roads en el Reino Unido. Estas rutas han dado forma al paisaje, creando un mosaico de ecosistemas y biodiversidad.


A pesar de los cambios sociales y económicos que han afectado al pastoreo tradicional, la transhumancia sigue vigente en muchas regiones. En España, por ejemplo, se celebra cada año la Fiesta de la Trashumancia en Madrid, donde los pastores y sus rebaños recorren las calles de la capital, reivindicando su derecho a circular por las antiguas cañadas. En los Alpes suizos y en los Andes de América del Sur, la transhumancia también es una práctica viva, que no solo proporciona recursos sostenibles para la ganadería, sino que se ha convertido en un símbolo cultural.

En otros lugares, como en el norte de África y el Medio Oriente, las comunidades nómadas también siguen una forma de transhumancia adaptada a sus climas áridos, trasladando sus rebaños de camellos, cabras y ovejas en busca de agua y alimento. Aunque las distancias pueden ser mayores y los climas más extremos, el objetivo sigue siendo el mismo: la supervivencia del ganado y de la comunidad.


Beneficios Ecológicos de la Transhumancia


Además de su importancia económica, la transhumancia tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Al rotar los pastizales, se evita la erosión del suelo y la desertificación, permitiendo que las áreas descansadas se regeneren y mantengan su biodiversidad. Los rebaños ayudan a mantener abiertas zonas que de otro modo serían invadidas por matorrales, promoviendo hábitats ideales para muchas especies de plantas y animales.

Este movimiento estacional del ganado también ayuda a reducir la dependencia de fertilizantes y otros insumos artificiales, ya que los animales fertilizan naturalmente el suelo con sus excrementos y ayudan a distribuir semillas, enriqueciendo el ecosistema.

Retos de la Transhumancia en el Mundo Moderno

A pesar de sus beneficios, la transhumancia enfrenta muchos desafíos en la actualidad. La urbanización, la agricultura intensiva y el desarrollo de infraestructuras han fragmentado las rutas tradicionales, lo que dificulta el tránsito seguro del ganado. En algunas áreas, los pastores se enfrentan a restricciones legales o a conflictos por el uso de la tierra. Además, las nuevas generaciones se muestran menos interesadas en este modo de vida, lo que amenaza la continuidad de esta práctica.


Sin embargo, hay esfuerzos por revitalizar la transhumancia y adaptarla a los tiempos modernos. Organizaciones medioambientales y gobiernos locales han comenzado a promover la transhumancia como una herramienta de conservación ecológica y cultural, valorando su importancia para la sostenibilidad rural y el turismo cultural.


Un Patrimonio Vivo

Más allá de sus beneficios económicos y ecológicos, la transhumancia es también un legado cultural. Las rutas de transhumancia están llenas de historia, y muchas veces los pastores transmiten a través de canciones, cuentos y rituales un conocimiento tradicional que ha sido pasado de generación en generación. En algunos países, esta práctica ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, con el objetivo de preservarla como una tradición viva.


La transhumancia sigue siendo una actividad que conecta al ser humano con el ciclo natural de la tierra y que nos recuerda la importancia de respetar y convivir con el medio ambiente. Como testimonio de una forma de vida que ha perdurado a lo largo de los siglos, la transhumancia es mucho más que un sistema de pastoreo: es un símbolo de resiliencia, adaptación y sabiduría ecológica que continúa siendo relevante en el mundo de hoy.

 



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